Dificultades para acceder a la medicación, problemas económicos, violencia de género son algunos de las demandas que el programa “Voluntariado de las Américas” del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Positivas (MLCM+) estuvo atendiendo desde el inicio de la pandémica de COVID-19. La iniciátiva busca asistir a personas con VIH y sus familias en 17 países de la región y es apoyado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Argentina en el marco del Programa Conjunto de VIH.
Las personas viviendo con VIH constituyen uno de los grupos que pueden ver sus derechos vulnerados a partir de las medidas implementadas en los países en respuesta a la pandemia por la COVID-19. El aislamiento social y preventivo llevó a que muchas personas tuvieran temor de salir de sus casas para hacer las consultas médicas, recibir medicación, pedir turnos, entre otras dificultades. También algunos servicios de salud limitaron su atención. Por otra parte, la situación económica se deterioró, por lo cual muchas personas comenzaron a necesitar ayuda alimentaria. Las personas con VIH se encuentran especialmente atravesadas por todas estas realidades, para lo cual los y las voluntarias brindan asistencia.
“Nos organizamos para ser un puente entre las personas con VIH y el sistema de salud, para que ante la imposibilidad de asistir a los servicios de infectología nadie abandone el tratamiento. El objetivo era poder articular en el territorio y acompañar a las personas”, explicó Marcela Alsina, de la Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH, integrante del MLCM+. La estrategia se organizó a partir de tres ejes prioritarios: el acceso a la salud integral, ayuda humanitaria y asistencia emocional.
En Argentina participan más de 800 personas voluntarias que hasta el momento asistieron a más de 1.500 casos de todo el país.
“El momento crítico que estamos atravesando en Argentina y el mundo, merece que los esfuerzos que hagamos desde todos los sectores estén especialmente enfocados en ayudar a quienes están en una mayor situación de vulnerabilidad. Es en este sentido que decidimos apoyar este proyecto que busca mitigar el impacto de la crisis y el aislamiento en las personas con VIH desde una perspectiva de género y derechos humanos”, indicó Mariana Isasi, Oficial de Enlace del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina.
Uno de los casos es el de Mica, de 27 años, que se contactó desde La Matanza. Le contó a Roxi, la voluntaria que se comunicó con ella, que vivía con VIH y anorexia. Mica se estaba alimentando por una sonda gástrica: “La cuarentena me imposibilitó poder acceder al complemento alimentario que necesito, tengo muchos problemas económicos y la estamos pasando mal con mi hijo y mi marido”, contó. En unos días, la organización consiguió el suplemento y se lo acercó hasta la casa, junto al tratamiento retroviral para 2 meses. “No la conocí personalmente pero me siento feliz de ser parte de esta historia. Como voluntaria también estoy aprendiendo y creciendo”, dijo Roxi.
Tal como señala un documento interagencial Enfermedad por Coronavirus (COVID-19) y VIH: datos y claves, las personas que viven con el VIH deben disponer de un amplio suministro de medicamentos antirretrovirales. Por tanto, tal como establece la OMS, se recomienda encarecidamente a los servicios de VIH que adopten el sistema de recetas para varios meses (MMP por sus siglas en inglés) y dispensación para varios meses, (MMD, por sus siglas en inglés) . La MMD puede aumentar la adherencia al tratamiento, asegurar el suministro ininterrumpido de ARV y descongestionar los servicios en preparación para una posible emergencia debido a la pandemia de COVID-19. Además, el beneficio de la MMD es que las personas que viven con el VIH no tienen que acudir a servicios de salud saturados sólo para obtener sus medicamentos, evitando así la posible exposición al SARS-CoV-2.
“El acceso a la salud integral es uno de los principales desafíos en este contexto para las personas viviendo con VIH porque muchas tienen miedo de salir y los servicios de salud están colapsados. Además, se pone en juego la adherencia a los tratamientos antirretrovirales”, explicó Alsina. Por estos motivos, la referente de la Red confirma que la organización va a continuar con la iniciativa: “Vamos a realizar una nueva convocatoria de voluntarias y voluntarios y estamos pensando en incorporarlo como una política permanente, porque fue excelente experiencia”.
Además de UNFPA, el proyecto cuenta con el el apoyo de ONUSIDA, ONU Mujeres, y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Más información
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Enfermedad por COVID-19 y VIH: Datos y acciones claves
https://argentina.unfpa.org/es/CORONAVIRUS-y-VIH