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"Los adolescentes y jóvenes se hallan en el centro de la labor del UNFPA"

Actualmente 1900 millones de jóvenes constituyen una fuerza poderosa, individual y colectivamente. Están configurando realidades sociales y económicas, desafiando normas y valores y echando los cimientos del futuro del mundo. 

Los gobiernos y la comunidad internacional tiene cada vez mayor conciencia de la importancia de dar recursos y oportunidades a todos los jóvenes para que alcancen su plena potencialidad en tanto individuos y ciudadanos. Reconocen que la inversión en los jóvenes les permite ejercer sus derechos humanos y no solo beneficia a los jóvenes mismos, sino que puede ayudar a que sus países cosechen un dividendo demográfico. 

Sabemos que los jóvenes sanos, educados, productivos y plenamente comprometidos pueden ayudar a romper el ciclo de la pobreza intergeneracional y tienen mayor resiliencia ante los retos individuales y sociales. En tanto ciudadanos capacitados e informados, pueden contribuir más plenamente a sus comunidades y a sus naciones.

Para millones de jóvenes de todo el mundo la pubertad —el inicio biológico de la adolescencia— trae no solo cambios en sus organismos, sino además nuevas vulnerabilidades respecto de los abusos de los derechos humanos, en particular en las esferas de la sexualidad, el matrimonio y los nacimientos de hijos. Se coerciona a millones de niñas a tener relaciones sexuales o matrimonios forzados, aumentando el riesgo de los embarazos no deseados, los abortos inseguros y las enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH, así como el riesgo de muerte o incapacidad como consecuencia del parto. 

Por ese motivo los jóvenes, en especial las adolescentes, se hallan en el centro de nuestra labor en el UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Trabajando con múltiples asociados, en particular los propios jóvenes, el UNFPA propicia políticas y programas que inviertan en los adolescentes y la juventud y fomenten un entorno positivo para ellos, promoviendo su acceso a la educación sexual, así como a servicios de salud sexual y reproductiva de buena calidad, incluida la planificación de la familia, y facilitando su liderazgo y participación. Lo hacemos haciendo énfasis en llegar a las adolescentes más pobres, más marginadas y con menos acceso a servicios. 

Con este esfuerzo múltiple, nosotros y nuestros asociados vemos la forma en que la inversión temprana fundamental en la salud sexual y reproductiva puede mejorar la vida de los jóvenes y el bienestar de sus sociedades. Un futuro sostenible depende de contar con poblaciones resilientes, lo que no se puede lograr sin la inversión en los jóvenes. No solo constituyen una gran proporción de la población mundial y merecen participar en justa medida como cuestión de equidad, sino que se hallan además en una etapa crítica de su ciclo vital que determinará su futuro, y con ello el de sus familias, comunidades y sociedades. 

En este Día Mundial de la Población, comprometo el pleno apoyo del UNFPA a todos los esfuerzos por promover las aspiraciones de los jóvenes y situarlos en el centro mismo de los esfuerzos nacionales y mundiales de desarrollo.