Usted está aquí

Esta nota técnica tiene por objetivo presentar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y otros organismos de rectoría sobre el rol de las personas licenciadas en obstetricia en la atención de la salud sexual y reproductiva, con foco en el acceso a IVE-ILE, y en el acceso a métodos anticonceptivos, incluidos los métodos anticonceptivos de larga duración (LARC).

La evidencia disponible indica que el involucramiento de las personas licenciadas en obstetricia en todas las etapas del ciclo vital de las personas con capacidad de gestar incrementa la calidad de los servicios de salud y mejora los indicadores clínicos en estas prestaciones.

Como lo han señalado el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la OMS y la Confederación Internacional de Matronas (ICM, por sus siglas en inglés) con una regulación laboral y la formación adecuada, quienes ejercen la obstetricia tendrían la capacidad de proveer -como mínimo- el 87% de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna y neonatal de personas gestantes y recién nacidas. Asimismo, se ha determinado que la cobertura universal de las intervenciones esenciales encuadradas dentro del ejercicio de la partería podría prevenir el 83% de todas las muertes maternas y perinatales. Cifras como estas fundamentan la centralidad que tiene el personal de obstetricia para ampliar la capacidad de respuesta de los sistemas de salud, y la necesidad de integrarlas plenamente a los equipos de atención.

Actualmente en la Argentina, las obstétricas están formalmente habilitadas a contribuir en una proporción mucho más reducida, debido a la falta de actualización de las normativas relacionadas con las competencias profesionales así como también por la escasez de personal de obstetricia en todo el país. Como lo destaca el documento técnico Nro. 4 del Plan de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (Enia) del Ministerio de Salud de la Nación, las personas licenciadas en obstetricia están en condiciones de implementar las acciones de los Programas de Salud Sexual y Reproductiva, a través de acciones para la prevención y el tratamiento de infecciones de transmisión sexual, el tamizaje para la detección oportuna del cáncer cervicouterino, la atención integral del aborto, y la consejería, prescripción y provisión de métodos anticonceptivos de corta y larga duración.