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Menstruar implica una inversión económica que puede generar dificultades para gestionar adecuadamente el ciclo menstrual.

Las personas menstruantes ven afectadas sus rutinas por no contar con los elementos de gestión menstrual necesarios. En ocasiones, esto les impide asistir a establecimientos educativos, de salud, laborales o deportivos, profundizando la desigualdad y acrecentando las brechas de género.

Por otro lado, la menstruación suele tener una connotación negativa asociada a mitos patriarcales que la consideran sucia, contaminante, que interfiere con las actividades productivas o que genera inestabilidad emocional. De hecho, en algunos lugares del mundo, las personas menstruantes son aisladas de sus contextos familiares y sociales durante el proceso.

El 8 de Marzo de 2019 en Ginebra, un grupo de expertxs en Derechos Humanos de la ONU, realizaron una declaración conjunta para instar a los países parte a tomar medidas tendientes a romper con el tabú social en relación a la salud menstrual e implementar políticas específicas para garantizar los procesos de salud de las personas menstruantes. En la comunicación afirmaron:

“El estigma y la vergüenza generados por los estereotipos en torno a la menstruación tienen graves impactos en todos los aspectos de los derechos humanos de las mujeres y las niñas; incluidos sus derechos humanos a la igualdad, la salud, la vivienda, el agua, el saneamiento, la educación, al trabajo, la libertad de religión o de creencias, condiciones de trabajo saludables, y de participar en la vida cultural y pública sin discriminación”.

En Argentina más de 12.000.000 de personas menstrúan. Los productos de gestión menstrual más utilizados, como los tampones y las toallitas descartables, pueden ser hasta un 50% más costosos que el promedio de los valores de los productos de la canasta básica. Teniendo en cuenta que en un hogar puede haber más de una persona menstruante, esto puede representar una inversión muy elevada para las personas en situación de vulnerabilidad.

Según el estudio “Acceso a la gestión menstrual para más igualdad” de UNICEF (2021), alrededor del 10% de las personas consultadas en Argentina no van a la escuela durante el período menstrual y el 23% siente vergüenza o incomodidad. Por su parte, en la Primera Encuesta de Gestión Menstrual de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires2F3 (2020), casi la mitad de las personas manifestó haber dejado de ir a la escuela o a la facultad (47,9%) a eventos sociales (43,9%) y más de dos tercios (75,6%) no realiza deportes durante la menstruación.

Si las personas tienen dificultades para acceder a los productos de la canasta básica, el costo de menstruar pesa mucho más en proporción a sus ingresos. Quienes utilizan tampones, destinan más de una Asignación Universal por Hijx en el año a comprar estos productos.

Las dificultades en el acceso a productos de gestión menstrual es una de las múltiples aristas de la desigualdad estructural, un eje que la agenda del movimiento feminista marca desde hace muchos años y que es un vector que profundiza la brecha entre los géneros.

El abordaje articulado y transversal del tema permite deconstruir la mirada social y cultural negativa o estigmatizante en relación a la menstruación, para que pueda ser revisada desde una perspectiva de derechos que la aleje del tabú social. Se requiere también una transformación del paradigma político para trascender el enfoque del mercado que lo presenta como un tema cosmético, y situarlo como un tema de salud pública y derechos humanos.

El abordaje de la gestión menstrual desde las políticas públicas debe ser comprendido en su multidimensionalidad. Esto implica considerar la subjetividad de las personas menstruantes, contemplar la producción de insumos de gestión menstrual sustentables con estándares de calidad, evaluar su distribución en el territorio, fortalecer aspectos educativos y culturales, promover el acceso a la información. Trabajar sobre estas dimensiones no solo permitirá quitar el velo del estigma de la menstruación, sino también evitar impactos negativos en la salud por la falta de acceso a la información y/o a productos de gestión menstrual.

En este marco, el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, en conjunto con la Fundación SES y UNFPA, elaboraron este material que aborda la gestión menstrual, dirigido a todas aquellas organizaciones sociales y gobiernos locales que se propongan trabajar el tema desde una perspectiva de género, diversidad y discapacidad.