En 2024 se conmemora el trigésimo aniversario de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) de 1994 en El Cairo. El encuentro dio como resultado un acuerdo mundial histórico que concibió a la humanidad como el pilar fundamental del desarrollo y que tuvo la firme determinación de mejorar la salud, los derechos y las opciones de toda la población. Manifestó una concepción del potencial humano que desde entonces ha servido de estímulo a grandes progresos y que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (fruto del consenso de la comunidad internacional en 2015) ha reflejado y potenciado.
Con todo, la agenda de la CIPD solo se ha cumplido en parte y quienes más lo han constatado son quienes más sufren la marginación. Las desigualdades atraviesan todas las sociedades e impiden que algunas personas gocen de salud y derechos en el ámbito sexual y reproductivo. Todavía existen diferencias en cuanto a poder y oportunidades por motivos de género, raza y etnia —entre otros muchos factores— que, tanto por separado como al combinarse, restringen en buena medida las opciones y el acceso de la población.
El presente informe sostiene que el 30º aniversario de la CIPD brinda una ocasión para que el rumbo de los sistemas social y de salud vire hacia la provisión de servicios que empoderen a todas las personas, respeten su dignidad y las ayuden a ejercer sus derechos y autonomía corporal. También aboga por que se reavive el interés por remediar las desigualdades y disparidades que no han dejado de dividir a las sociedades. Estas diferencias generan y refuerzan los obstáculos estructurales y sistémicos que provocan la marginación crónica de las mujeres y otros grupos en prácticamente todas las facetas de la vida, desde los mercados laborales a la participación política, pasando por la educación. Ha llegado la hora de tomar medidas contundentes para suprimir dichos obstáculos.