Usted está aquí

A 25 años de la Cumbre de El Cairo, que marcó un hito en la historia de las políticas públicas relacionadas con la población y el desarrollo y los derechos de las mujeres, el Fondo de Población de Naciones Unidas en Argentina (UNFPA) realizó hoy un diálogo intergeneracional entre referentes de derechos sexuales y reproductivos para analizar qué avances se dieron en estos años y cuáles son los desafíos pendientes.

El encuentro se realizó en el Museo Evita de la Ciudad de Buenos Aires con la presencia de más de 50 referentes de sociedad civil, organismos públicos, agencias del Sistema de Naciones Unidas y legisladoras que repasaron cómo era el contexto político local y global en el momento de la firma del histórico acuerdo en 1994 y cuál fue el impacto que tuvo en las décadas siguientes.

“Nos interesaba proponer un diálogo a casi cuatro semanas del fin de la Cumbre de Nairobi que se realizó junto a 9.500 referentes de más de 170 países para revisar aquellos compromisos de El Cairo a la luz de los desafíos que plantean los tiempos actuales”, contó Mariana Isasi, Oficial de Enlace de Unfpa Argentina. “Y conocer a través de la palabra, los recuerdos, las emociones de mujeres y hombres que participaron de aquel momento bisagra qué significó la Cumbre de El Cairo y cómo analizan los desafíos actuales de esa agenda de derechos de las personas la nueva generación de activistas y referentes de la sociedad civil”, agregó Isasi.

La apertura del evento también estuvo a cargo de Roberto Valent, Coordinador Residente de Naciones Unidas en Argentina, quien aseguró que “es fundamental generar estos espacios para intercambiar y conversar sobre esta agenda tan relevante para la vida de las personas, y especialmente en momentos como este, desafiantes, con algunos retrocesos en algunos países y con la obligación que tenemos desde Argentina de apoyar los procesos de cambio a nivel global que se están dando”.

La jornada tuvo un panel de testimonios a cargo de cuatro referentes que participaron de alguna u otra forma del proceso que desembocó en la Cumbre de El Cairo, en 1994. Fueron de la partida Mabel Bianco, Presidenta de la Fundación de Estudios de la Mujer (FEIM); Dora Celton, investigadora del CONICET, Alejandro Giusti, asesor de la Organización Panamericana de la Salud y Cristina Zurutuza, Coordinadora del Programa Contra la Discriminación hacia las Mujeres por motivos de género.

“Cairo fue un logro impresionante, fue un antes y un después, pero hay que aggiornarlo. En nuestro país si tuvimos Ley de Salud Sexual y Reproductiva fue por Cairo. ¿Qué ganamos hasta ahora? Que en este país se reconoce la salud sexual y reproductiva, que tenemos Ley de Identidad de Género y de Matrimonio Igualitario. También la Ley de Educación Sexual Integral”, aseguró Bianco. Y agregó: “¿Qué nos falta? Nos falta la legalización del aborto voluntario y también el vinculo con el desarrollo. Porque ahora tenemos programa para la pobreza, pero tenemos desigualdad, que más tiene que ver con la distribución. Hay que conseguir eliminar la desigualdad y son cambios estructurales. Para eso también necesitamos una política laboral que logre que las mujeres entren con los mismos derechos a participar en el trabajo, una ley de cuidados no remunerados, una escuela que también enseñe ESI y que enseñe igualdad de género”.

Por su lado, Celton recordó que “Cairo puso un punto de inflexión por una razón: se centró en las personas. Pero hay que tener en cuenta que lo que quedó en ese documento final no siempre es lo que pensaban los gobiernos, que no siempre acompañaban la opinión de los que allí estábamos. También fue un contexto muy difícil, con la amenaza del terrorismo, muchas veces cercados en las reuniones”.

Mientras tanto, Zurutuza afirmó que “Cairo tiene la fortaleza de recoger un recorrido anterior que viene de la Conferencia de Derechos Humanos, de otras declaraciones, acuerdos y de posicionamientos del movimiento feminista. No sirve pensarlo aislado de otros procesos que se fueron dando antes y que fueron decisivos para lo que pasó allí y después”.

La Cumbre de El Cairo es trascendente porque en ese momento líderes de todo el mundo acordaron priorizar a las personas en lugar de los números al hablar de la población, y el desarrollo fue considerado un derecho de todo ser humano. El Programa de Acción de Cairo, adoptado por 179 países, contiene una serie de medidas en temas muy amplios, incluyendo la igualdad de género, el empoderamiento y la autonomía de las mujeres, la salud sexual y reproductiva, los derechos reproductivos, la pobreza, el desarrollo sostenible, la migración, entre otros.

En noviembre pasado, a 25 años de aquella cumbre, referentes de todo el mundo se reunieron a revisar esos compromisos y a evaluar cómo acelerar el progreso de esas promesas basadas en mejorar la salud y los derechos de las personas, en especial de las mujeres. Por Argentina participó una delegación de Sociedad civil integrada por Mónica Rivera, Coordinadora Ejecutiva del Programa de Mejoramiento de las Condiciones de Habitabilidad, del Ministerio del Interior; María Alicia Gutierrez, Coordinadora del área de Advocacy de FUSA AC; Pamela Martín García, del área de Advocacy de FUSA AC; Mariana Iacono, de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH - ICW Argentina; Marina Puente Pistarini, de Eidos Global; Carlos Álvarez, de la Agrupación Xango; Marcela Romero, de Red LACTRANS; Alejo Sebastián Quiquinto, de Consultorio Inclusivo; Sofia Del Rosario Savoy, de META (Movimiento Estamos Todos en Acción); Brigida Lanziloto, de META y de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe; María Inés Re, de Latin American and the Caribbean Women's Health Network; Camila Fernández, de She decides e Isabel Perez Witzke, de Youth Coalition for Sexual and Reproductive Rights. Uno de los principales compromisos fue seguir avanzando con el Consenso de Montevideo (2013), una de las agendas más progresistas que se cuenta en la región de Latinoamérica y el Caribe, en coordinación con las Agenda 2030. También incluyó un análisis de cuáles son las prioridades para los próximos años, que incluyen un reclamo muy fuerte para sumar la opinión de los jóvenes a los espacios de decisiones y de asegurar el acceso y cumplimiento de sus derechos a las personas de la diversidad sexual y con discapacidad, entre otros.