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Este documento reúne los resultados de un estudio cualitativo realizado con Licenciadas en Obstetricia. Forma parte de la serie “El trabajo obstétrico en la salud sexual y reproductiva” que el CEDES desarrolla con la colaboración de Ipas como contribución a un mejor conocimiento de este colectivo profesional. También se enmarca en la estrategia conjunta que CEDES y UNFPA Argentina desarrollan para fortalecer el trabajo de las/los obstétricas/os en la Argentina y en el plan 2022 del Grupo de Trabajo de Obstétricas de REDAAS.

Su objevo es visibilizar las voces de un conjunto de obstétricas sobre su trabajo institucional, sus trayectorias y sus visiones sobre la práctica profesional. En esas reflexiones se muestran algunos desafíos que viven quienes incursionaron en el campo de la salud sexual, reproductiva y no reproductiva y en las consejerías en opciones. También se señalan las dificultades y oportunidades enfrentadas en contextos de las relaciones de poder que atraviesan el ejercicio de sus funciones y competencias en los servicios de salud.

La intención de este documento es poner en valor las prácticas que las obstétricas realizan y las que podrían realizar como efecto de nuevas regulaciones para el campo de la obstetricia. Así, el reconocimiento pleno de las funciones y competencias de este colectivo profesional redundaría en la ampliación del acceso y la mejora en la calidad de la atención de la salud de amplios sectores de la población y, con ello, se fortalecería el ejercicio de sus derechos.

En los últimos años, la obstetricia ha ganado reconocimiento en los organismos internacionales para lograr la cobertura universal en salud sexual y reproductiva. Se ha ganado consenso sobre la necesidad de promover el trabajo de las/los obstétricas/os e incorporarlas en forma plena a los equipos de salud como una estrategia efectiva para ampliar el acceso y mejorar la calidad de la atención de la salud materna, la salud sexual y la salud reproductiva de las mujeres, niñas y adolescentes y otras personas que gestan. Según esos oranismos, con una regulación laboral y formación adecuadas, quienes ejercen la obstetricia tendrían la capacidad de proveer el 87% de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna y neonatal de personas gstantes y recién nacidos (UNFPA, WHO, ICM, 2014).

También alunos estudios han mostrado que la cobertura universal de las intervenciones esenciales encuadradas dentro del ejercicio de la partería podría prevenir el 83% de todas las muertes maternas y perinatales (Homer, et al, 2014).

La evidencia lobal también muestra que el involucramiento del personal de obstetricia en todas las etapas del ciclo vital de las personas con capacidad de gestar incrementa la calidad de los servicios, contribuye al empoderamiento de las mujeres y mejora los indicadores clínicos (Perriman, et al 2018). Experiencias de países como Suecia, Reino Unido, Canadá y Chile, cuyas guías de atención habilitan una ama más amplia de competencias para los diversos perfiles profesionales muestran el potencial de las parteras para incidir posivamente en la cobertura de servicios de salud sexual y salud reproductiva (Abalos, 2019). Sin duda, tanto la seguridad como la calidad son elementos centrales de la atención de la salud (Ipas, 2021) y para arcanzarlos, las/os obstétricas/os son agentes clave (Kopp, et al., 2014). Un estudio recientemente publicado señala que la atención interal del aborto -que incluye la derivación para su prácca y la provisión de anconcepción postaborto- ha lorado el nivel de acuerdo requerido para que esta prestación sea incluida como competencia esencial para la práctica de la partería. El mismo estudio indica que la provisión del aborto con medicamentos y de la aspiración manual endouterina (AMEU) han sido reconocidas como competencias opcionales para las obstétricas (Fullerton, et al, 2018). Otro estudio en el que se revisa la literatura sobre los roles y las funciones de las obstétricas señala que las prácticas vinculadas con el aborto están sobrereguladas para algunos proveedores de salud y que, apropiadamente entrenadas, las enfermeras y obstétricas pueden proveer servicios de aborto de forma segura tanto como los médicos (Mainey L. et al., 2020).

En síntesis, la evidencia fundamenta la centralidad que el personal de obstetricia tiene para ampliar la capacidad de respuesta de los servicios de salud, y enfatiza la necesidad de integrarlo a los equipos de atención en forma plena en el marco de políticas sanitarias activas. Con competencias apropiadas y un marco regulatorio afín a las recomendaciones y evidencias disponibles, las/los obstétricas/os podrían contribuir a la reducción de las desigualdades en el acceso a los servicios de salud sexual, materna y (no) reproductiva y al fortalecimiento de la garantía de derechos que el marco normativo general de la Argentina indica como obligación del Estado en todos los niveles de atención y el todos los subsectores del sistema de salud (Ariza et al., 2022).