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¿Cuántas mujeres y niñas pueden afirmarlo libremente?

Todos tenemos derecho a la autonomía corporal; por tanto, deberíamos poder tomar decisiones autónomas sobre nuestro cuerpo, y quienes nos rodean, y la sociedad en general, deberían respetar esas decisiones.

Sin embargo, a millones de personas se les niega su derecho a decir “no” a las relaciones sexuales, a elegir con quién casarse, o a tener hijos en el momento que consideren adecuado. A muchas se les niega este derecho debido a su raza, su sexo, su orientación sexual, su edad o su capacidad.

Su cuerpo no les pertenece.

Privar a las mujeres y las niñas de su autonomía corporal es inaceptable: alienta y refuerza las desigualdades y violencia generadas por la discriminación de género.

Por el contrario, cuando las mujeres y las niñas pueden tomar las decisiones más fundamentales acerca de su cuerpo, no solo ganan en términos de autonomía, sino también de salud, educación, ingresos y seguridad. Todo ello da lugar a un mundo más justo, favorece el bienestar humano y, por consiguiente, nos beneficia a todos.

En el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), apoyamos a las mujeres y las niñas en la reivindicación de sus derechos y decisiones a lo largo de toda su vida. Desde 1994, nuestros programas se guían por el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, para el cual el empoderamiento y la autonomía de las mujeres constituye el fundamento de la acción mundial en favor del progreso económico y social sostenible. El UNFPA defiende también al incontable número de personas privadas de la libertad de tomar decisiones autónomas sobre su cuerpo: personas de orientaciones sexuales e identidades de género diferentes, personas con discapacidad, y minorías étnicas
y raciales.

Los programas de planificación familiar que patrocinamos aumentan la disponibilidad de anticonceptivos al tiempo que desmantelan los obstáculos que impiden el acceso a los servicios; por tanto, empoderan a las mujeres para regir su cuerpo. En 2019, por ejemplo, el UNFPA adquirió más de 128 millones de ciclos de la píldora, así como dosis de emergencia y de anticonceptivos reversibles de larga duración.

Apoyamos programas que promueven la participación equitativa de los hombres en la crianza de los hijos y que los alientan a comunicarse mejor con sus esposas en lo relativo a la salud sexual y reproductiva, lo que allana el camino para que las mujeres tomen sus propias decisiones en materia de salud sexual y reproductiva.

El Fondo Temático del UNFPA para la Salud Materna está contribuyendo a que los servicios vitales sean más accesibles y asequibles mediante la formación de parteras y su despliegue en zonas desatendidas. Nuestros programas conjuntos con UNICEF ayudan a poner fin al matrimonio infantil —una práctica que niega la autonomía de las niñas— y a eliminar la práctica perjudicial de la mutilación genital femenina —una violación de la integridad corporal—.

En 2019, en la Cumbre de Nairobi sobre la CIPD25, las naciones, la sociedad civil, las instituciones para el desarrollo y otras entidades instaron a que se proteja el derecho a la autonomía y la integridad corporales, en virtud de los compromisos internacionales adoptados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En 2021, esa iniciativa recibió un impulso adicional en el Foro Generación Igualdad, fundamentado en los logros singulares de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en 1995 con el objetivo de alcanzar la igualdad de género para 2030.

A través de su liderazgo en la nueva coalición de acción “Generación Igualdad” sobre autonomía corporal y salud y derechos sexuales y reproductivos, así como de la presente edición de Estado de la población mundial, el UNFPA se propone demostrar que la autonomía física es un derecho universal que debe respetarse. El informe revela numerosas lagunas en materia de autonomía corporal; muchas de ellas se han agravado debido a la presión de la pandemia de COVID-19. Ahora mismo, por ejemplo, la cifra de mujeres y niñas expuestas a la violencia por razón de género y a prácticas nocivas como el matrimonio precoz alcanza niveles sin precedentes.

En el informe también se describen soluciones que ya están al alcance de la mano, al tiempo que se hace hincapié en que para lograr resultados se requiere mucho más que una serie de proyectos o servicios desconectados, por muy importantes que sean. La consecución de avances reales depende en gran medida de la eliminación de la desigualdad de género y todas las formas de discriminación, así como de la transformación de las estructuras económicas y sociales que las mantienen.

Los hombres deben actuar como aliados en esta misión. Deben ser muchos más los que se comprometan a apartarse de los patrones de privilegio y dominancia que socavan profundamente la autonomía corporal y adopten formas de vida más justas y armoniosas que nos beneficien a todos. Todos nosotros debemos pasar a la acción para luchar contra la discriminación siempre que nos topemos con ella. La complacencia equivale a la complicidad.

Nuestras comunidades y países solo pueden prosperar si las personas pueden decidir acerca de su cuerpo y planificar su futuro.

Reclamemos, por tanto, el derecho de cada persona a tomar decisiones sobre su cuerpo y a disfrutar de la libertad de elegir con conocimiento de causa. Es lo que todos queremos. Todos deberíamos tener este derecho. Constituye el núcleo de nuestra humanidad, y jamás deberíamos perder de vista su importancia para todos.

Dra. Natalia Kanem
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva del UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de la salud sexual y reproductiva